Mitología Japonesa

Publicado el 30-03-2024 a las 22:42

La mitología japonesa es un sistema extremadamente complejo de creencias. El panteón Shinto por sí solo se jacta de una colección más de 8.000 kami (japonés para «dioses» o «espíritus«). A pesar de la influencia de la civilización china antigua, mucho de la religión y mitología japonesa es única. Contiene tradiciones Shinto y budistas así como creencias populares agrícolas. Por otra parte, a diferencia de la mitología griega, nórdica y egipcia, es relativamente difícil distinguir cuál es en verdad un «mito» para los japoneses. Este artículo discutirá solamente los elementos típicos presentes en la mitología occidental tal como cosmogonías, deidades importantes y las historias japonesas más conocidas.

Según lo que esta reconocido actualmente, los mitos japoneses de convencionales se basan en el Kojiki, Nihonshoki y algunos libros complementarios. El Kojiki o el «Expediente de Cosas Antiguas» es el libro más viejo reconocido sobre mitos, leyendas, y la historia de Japón. El Shintoshu explica orígenes de deidades japonesas desde una perspectiva budista mientras que el Hotsuma Tsutae registra una versión substancialmente diferente sobre la mitología.

 

Mito de la creación

Los primeros dioses convocaron dos criaturas divinas a la existencia, el macho Izanagi y la hembra Izanami, y les encargaron la creación de la primera tierra. Para ayudarles a realizar esto, se les dio a Izanagi y Izanami una lanza decorada con joyas, llamada Amenonuhoko (lanza de los cielos). Entonces, las dos deidades fueron al puente entre el Cielo y la Tierra, Amenoukihashi (puente flotante de los cielos) y batieron el océano con la lanza. Cuando las gotas de agua salada cayeron de la punta de la lanza, formaron la isla Onogoro (auto-formada). Así, ellos descendieron del puente de los cielos e hicieron su hogar en la isla. Eventualmente ellos desearon unirse como compañeros, así que construyeron un pilar llamado Amenomihashira y alrededor de él levantaron un palacio llamado Yahirodono (la habitación cuya área es de 8 brazos). Izanagi e Izanami circundaron el pilar en direcciones opuestas, y cuando se encontraron en el otro lado, Izanami, la deidad femenina, habló primero con un saludo. Izanagi pensó que esta no era la manera apropiada, sin embargo se unieron de todos modos. Tuvieron dos hijos, Hiruko (infante del agua) y Awashima (isla de burbujas) pero fueron mal hechos y no se consideraron deidades.

Ellos pusieron a los niños en un bote y los embarcaron al mar, entonces les pidieron a los otros dioses una respuesta sobre lo que hicieron mal. Ellos respondieron que la deidad masculina debió haber iniciado la conversación durante la ceremonia de unión. Así que Izanagi e Izanami se dirigieron alrededor del pilar una vez más, y esta vez, cuando se encontraron, Izanagi habló primero y su matrimonio fue entonces exitoso.

De esta unión nacieron el ohoyashima, o las ocho grandes islas de la cadena japonesa:

Nótese que Hokkaido, Chishima, y Okinawa no fueron parte de Japón en los tiempos antiguos.

Ellos crearon seis islas más y muchas deidades. Sin embargo, Izanami murió al dar a luz al infante Kagututi (encarnación del fuego) o Ho-Masubi (causante del fuego). Ella fue enterrada en el “Monte Hiba”, en la frontera de las viejas provincias de Izumo y Hoki, cerca de Yasugi en la Prefectura de Shimane. Sumido en cólera, Izanagi mató a Kagututi. Su muerte también creó docenas de deidades.

Los dioses nacidos de Izanagi e Izanami son simbólicos sobre aspectos importantes de la naturaleza y la cultura, pero ellos son muchos para ser mencionados aquí. El hecho que de que era necesario para la deidad masculina Izanagi tomar la posición inicial mientras que la deidad femenina Izanami tuvo que estar en segundo lugar ha conducido a una falsa opinión sobre que esto es una discriminación implicada en contra del género femenino.

 

Yomi, la tenebrosa tierra de los muertos

Izanagi se lamentó de la muerte de Izanami y emprendió un viaje a Yomi o «la tenebrosa tierra de los muertos.» Izanami encontró muy poca diferencia entre Yomi y el mundo terrenal, excepto por la oscuridad eterna. Sin embargo, esta oscuridad sofocante fue suficiente para provocarle dolor en ausencia de la luz y la vida en la tierra de arriba. Rápidamente el busco a Izanami y la encontró. En un principio Izanagi no pudo verla por completo debido a que las sombras ocultaban su apariencia. Sin embargo él le pidió a ella que regresara con él. Izanami le escupió, indicándole a Izanagi que ya era demasiado tarde. Ella ya había probado el alimento del inframundo y ahora ya era una con la tierra de los muertos. Ella no podría regresar más a la vida.

Izanagi fue impactado por estas noticias, pero aun así se rehusó a sus deseos de dejarla abrazar la oscuridad de Yomi. Mientras que Izanami dormía, él tomó el peine que sostenía su largo cabello y lo encendió como una antorcha. Bajo la repentina explosión de luz, él vio la horrible forma de la una vez hermosa y agraciada Izanami. Ahora ella era una forma de carne en descomposición con gusanos y criaturas asquerosas que se deslizaban sobre su cuerpo destrozado.

Gritando ruidosamente, Izanagi no tuvo control sobre su miedo y comenzó a correr, intentando volver a la vida y abandonando a su esposa muerta. Izanami se despertó chillando, e indignada y lo persiguió. Shikomes salvajes o las mujeres asquerosas también persiguieron al asustado Izanagi, guiadas por Izanami para atraparlo. Pensando rápidamente, Izanagi lanzó su gorro, el cual se convirtió en un racimo de uvas negras. Las shikome tropezaron con éstas pero continuaron su búsqueda. Después, Izanagi lanzó su peine, que se convirtió en un grupo de brotes de bambú. Ahora eran las criaturas de Yomi las quienes comenzaron a dar la persecución, pero Izanagi orinó en un árbol, creando un gran río que aumentó su aplomo. Desafortunadamente, todavía ellos persiguieron a Izanagi, forzándolo lanzar melocotones sobre ellos. Él sabía que esto no los retrasa por mucho tiempo, pero él ya estaba casi libre, porque los límites de Yomi ahora estaban más cerca.

Izanagi llegó rápidamente a la entrada y rápidamente empujo un canto rodado en la boca de la caverna, la cual era la entrada a Yomi. Izanami gritó detrás de esta impenetrable barricada y le dijo a Izanagi que si él no la dejaba salir ella destruiría a 1.000 residentes vivos cada día. Él furiosamente le contestó que entonces el daría vida a 1.500.

Y de esta manera comenzó la existencia de la muerte, causada por las manos de la orgulloso Izanami, la esposa abandonada de Izanagi.

 

Sol, Luna y Viento

Como es de esperarse, Izanagi se fue a purificar a sí mismo después de recuperarse de su descenso a Yomi. Mientras se desnudaba y removía los adornos de su cuerpo, cada artículo que el dejaba caer al suelo formo una deidad. Incluso surgieron más dioses cuando él se sumergió en el agua para lavarse. Los más importantes fueron creados de su rostro una vez este se lo lavo:

Izanagi se dispuso a dividir el mundo entre ellos con Amaterasu heredando los cielos, Tsukiyomi tomando el control de la noche y la luna y el dios tormenta Susanowo poseyendo los mares.

 

Amaterasu y Susanowo

Amaterasu, el poderoso dios del sol de Japón, es la deidad más conocida de la mitología japonesa.

Sin embargo, Su feudo e incontrolable hermano Susanowo, es igualmente infame y aparece en varios cuentos. Una historia dice del comportamiento imposible de Susanowo contra Izanagi. Izanagi, cansado de las quejas repetidas de Susanowo, lo desvaneció hacia Yomi. Susanowo a regañadientes lo consintió pero tenía asuntos pendientes que atender a primero. Él fue a Takamanohara (cielo) a despedirse de su hermana, Amaterasu. Amaterasu conocía que su imprevisible hermano no tenía ninguna buena intención en mente y se preparaba para la batalla. «¿Con qué propósito has venido aquí?» pregunto Amaterasu. «Para decir adiós,» contestó a Susanowo.

Pero ella no creyó sus palabras y solicitó una competencia para probar su buena fe. El desafío fue fijado en cuanto a quién produciría el niño divino más noble. Amaterasu hizo a tres mujeres de la espada de Susanowo, mientras que Susanowo hizo a cinco hombres de la cadena de ornamento de Amaterasu. Amaterasu otorgó el título a los cinco hombres hechos de sus pertenencias. Por lo tanto, atribuyeron a las tres mujeres a Susanowo.

Es suficiente con decir, que ambos dioses se declararon vencedores. La insistencia de Amatarasu en su demanda condujo Susanowo a campañas violentas que alcanzaron su clímax cuando él lanzó un potro medio desollado -un animal sagrado para Amaterasu- en la sala donde Amatarasu tejía, causando la muerte de uno de sus asistentes.

Amaterasu huyó y se ocultó en la cueva llamada el Iwayado. Mientras que la encarnación del sol desapareció en la cueva, la oscuridad cubrió el mundo.

Todos los dioses y diosas en turno, trataron de convencer a Amaterasu salir de la cueva, pero ella los rechazó a todos. Finalmente, el kami de la festividad, Ama no Uzume, tramó un plan. Ella colocó un gran espejo de bronce en un árbol, frente a la cueva de Amaterasu. Luego Uzume se arropó en flores y hojas y volcó una tina de baño, y comenzó a bailar sobre ella, percusionando la tina con sus pies. Finalmente, Uzume se deshizo de las hojas y flores y bailo desnuda. Todos los dioses masculinos rugieron de risa, y Amaterasu estuvo curiosa. Cuando ella se asomó hacia afuera de su larga estancia en la oscuridad, un rayo de la luz llamado «amanecer» escapo y Amaterasu se deslumbró por su propia reflexión en el espejo. El dios Ameno-Tajikarawo la jaló fuera de la cueva y ésta fue sellada con una cuerda sagrada shirukume. Rodeada por la festividad, la depresión de Amaterasu desapareció y ella accedió regresar su luz al mundo. Desde entonces Uzume fue conocida como el kami del amanecer así también como la festividad.

 

Susanowo y Orochi

Susanowo, exiliado del cielo, llegó a la Provincia Izumo (ahora parte de la Prefectura de Shimane). No fue mucho después que él se encontró a un viejo y a su esposa sollozando al lado de su hija. La vieja pareja explico que originalmente tuvieron ocho hijas quiénes fueron devoradas una a una, cada año, por el dragón llamado Yamata-no-orochi («serpiente de ocho picos», de la cual se decía se originó de Kosi — ahora la región Hokuriku). El terrible dragón tenía ocho cabezas y ocho colas. Kusinada o Kushinada-Hime (princesa del arroz blanco) era la última de las ocho hijas.

Susanowo, supo sabía inmediatamente de la relación de la vieja pareja con la diosa del sol Amaterasu, ofreció su ayuda en pago de la mano de su hermosa hija. Los padres aceptaron y Susanowo transformo a Kushinada en un peine y la oculto con seguridad en su cabello. Él también ordenó construir una cerca alrededor de la casa, con ocho puertas abiertas en la cerca, ocho mesas colocadas en cada puerta, ocho barriles colocados en cada mesa, y cada uno de los barriles llenados con licor de arroz elaborado ocho veces.

El dragón Orochi, llegó y fue fascinado por el licor. Lo bebió, y fue matado por Susanowo durante su estupor. Un río cercano se tornó rojo con la sangre del dragón. Cuando Susanowo cortó el dragón en pedazos, él encontró una excelente espada de la cola del dragón que su propia espada no había podido cortar. Posteriormente la espada fue presentada a Amaterasu y fue nombrada “Ame no Murakamo no Tsurugi” (más tarde llamada Kusanagi). Esta espada se desempeñaría prominentemente en muchos otros cuentos posteriores.

 

Príncipe Ōnamuji

Ōnamuji (también conocido como Ōkuninushi) era un descendiente de Susanowo. El, junto con sus muchos hermanos, compitió por la mano de la princesa Yakami de Inaba. Mientras viajaba de Izumo a Inaba para cortejarla, los hermanos se encontraron un conejo desollado yaciendo en una playa. Al ver esto, le dijeron al conejo que se bañase en la playa y se secara con el viento en una alta montaña. El conejo les creyó y por lo tanto sufrió en agonía. Ōnamuji, quien se reía a espaldas de sus hermanos, llegó y vio al conejo en dolor y mando al conejo a bañarse en agua fresca y cubrirse con un polvo de la flor gama (cattail). El conejo sanado, quien en realidad era una deidad, le informo a Onamuji que el seria quien desposaría a la Princesa Yakami.

Las pruebas de Ōnamuji fueron muchas y él murió en dos ocasiones por las manos de sus celosos hermanos. Cada vez, su madre Kusanda-hime lo salvaría. Perseguido por sus enemigos, él se aventuró al reino de Susanowo donde él se encontraría con la hija del vengativo dios, Suseri-hime. El mañoso Susanowo probaría a Onamuji en varias ocasiones pero al final, Susanowo aprobó al joven muchacho y predijo su victoria contra sus hermanos.

Aunque la tradición Yamato atribuye la creación de las islas japonesas a Izanagi y a Izanami, la tradición Izumo dice que Onamuji, junto con un dios enano llamado Sukunabiko, contribuirían o por lo menos acabarían la creación de las islas de Japón.

 

Período de Instalación

Amaterasu ordenó a su nieto Ninigi gobernar sobre los suelos. Ella le dio Tres Tesoros Sagrados:

Los primeros dos fueron hechos para  sacar a Amaterasu de Iwayado. El último fue encontrado en el dragón del ocho-dientes. De estos tres, el espejo es el símbolo de Amaterasu. Los tres juntos constituyen el Regalía Imperial de Japón.

Ninigi y su compañía bajaron a la tierra y llegaron a Himuka, allí él fundó su palacio.

 

Prosperidad y eternidad

Ninigi conoció a la Princesa Konohana-sakuya (símbolo de las flores), la hija de Yamatumi (amo de las montañas). Ellos se enamoraron. Ninigi pidió a de Yamatumi la mano de su hija. El padre estuvo tan complacido que ofreció la mano de sus dos hijas, Iwanaga (símbolo de piedra) y Sakuya (símbolo de flores). Pero Ninigi solo se casó con Sakuya y rehusó a Iwanaga.

«Iwanaga esta bendecido con la eternidad y Sayuka con la prosperidad«, Yamatumi dijo en lamentación, «al rehusar a Iwanaga, tu vida será breve de ahora en adelante«. Debido a esto, Ninigi y sus descendientes se hicieron mortales.

Sakuya concibió de noche y Ninigi dudo de ella. Para probar la legitimidad de sus niños, Sakuya juro por sus suerte y se arriesgo; ella incendio su habitación mientras daba luz a sus tres hijos. Debido a esto, Ninigi reconoció su castidad. Los nombres de los niños fueron Hoderi, Hosuseri, y Howori.

 

Flujo y reflujo

Hoderi vivió de la pesca en el mar mientras que su hermano [[Howori]] vivió de la caza en las montañas. Un día, «Howori» le pidió a su hermano intercambiar los papeles por un día. «Howori» intento pescar, pero no pudo obtener nada, y fue mucho peor, el perdió el anzuelo que su hermano le presto. Hoderi acuso implacablemente a su hermano y no aceptó sus disculpas.

Mientras que «Howori» estaba sentado en una playa, perplejamente adolorido, Shihotuti le dijo que viajara en un barco llamado el Manasikatuma y que se dirigiera a dondequiera que le llevara la corriente. Después de este consejo, Howori llegó a la casa de Watatumi (amo de los mares). Allí él conoció a Toyotama, hija de Watatumi's, y se casó con ella. Después de tres años de la unión, recordó a su hermano y su anzuelo, entonces le dijo a Watatumi sobre él.

Watatumi pronto encontró el anzuelo en la garganta de una brema y se lo dio Howori. Watatumi también le dio dos bolas mágicas, Sihomitutama, que podía causar una inundación, y Sihohirutama, que podía causar un reflujo, y lo mando a la tierra, junto con su novia.

Mientras Toyotama daba a luz, ella le pidió Howori que no la mirase durante su parto. Sin embargo, Howori, lleno de curiosidad, miró furtivamente, y la vio transformada en un tiburón en el momento que nació su hijo, Ugaya. Enterada de esto, Toyotama desapareció en el mar y no volvió, pero ella confió a su hermana Tamayori sobre su vivo deseo por Howori.

Ugaya se casó con su tía Tamayori y tuvieron cinco hijos, incluyendo a Ituse y Yamatobiko.